Reforestar talentos, el desafío en la industria tecnológica.

Nuestro imaginario del desarrollo tecnológico está muy influenciado por lugares como Sillicon Valley, o grandes urbes que tienen una gran infraestructura que trabajan remoto para todo el mundo. Pero ¿Qué pasaría si instalamos una empresa de desarrollo de software en una pequeña ciudad de traslasierra? ¿Qué sucede si nos proponemos reforestar talentos en la tecnología? Esto pasó en Mina Clavero, una ciudad del interior de Córdoba, dónde -hasta ese momento- no existía desarrollo tecnológico local y un conjunto de emprendedores, decidieron cambiar esta realidad. Escribe Rafael Ibañez

Reforestar talentos, el desafío en la industria tecnológica.

 El mundo actual concentra cambios constantes y vertiginosos, podemos observarlos en todo nuestro entorno. La tecnología, las economías y las grandes urbes son ejemplos de esto. Las ciudades tienen un crecimiento sostenido y albergan cada vez más densidad demográfica. La contaminación es una de las principales condiciones negativas que podemos observar, pero ya volveremos sobre esto. Ahora, traslademos estas consecuencias a cada uno de los aspectos de nuestras vidas. ¿Por qué sirve reforestar talentos en la tecnología?

 Nos situemos en la vida de una persona que es de un pueblo alejado de las grandes ciudades, pero tiene intereses de desarrollo personal, crecimiento profesional y -por sobre todo- ganas de aprender. Esta persona, si quiere llevar a cabo todas sus metas, inevitablemente tiene que migrar de su lugar de origen. El desarraigo muchas veces es difícil y todos aquellos que hemos ido a las grandes ciudades a formarnos, tenemos nuestro corazón dividido entre la ciudad que nos adoptó y el pueblo que nos formó como personas, que nos moldeó en nuestro carácter parsimonioso y al que siempre volvemos. Las razones para migrar de tu ciudad natal pueden ser múltiples. Pero cuando mudarse a una gran ciudad se transforma en la única opción para el desarrollo personal, estamos frente a un callejón sin salida. 

Los pueblos, los lugares, la cultura y la identidad de un espacio territorial son una construcción colectiva. Las costumbres, las familias y el vínculo que generamos entre las personas que viven en determinados territorios son el alma de su construcción y semblanza. Y creemos que existe una fuerte conexión entre las personas y el espacio que habitan

 Reforestando

Las grandes urbes crecen por varias razones, una de ellas es la cantidad de oportunidades existentes para profesionales, pero esto también significa que la competencia también será mucho más ardua. Así es como poco a poco estas ciudades suelen colapsarse en múltiples sentidos. El aumento demográfico excede los sistemas en los cuales funcionan nuestras ciudades. Se necesitan más casas, entonces deben ser construidas. Cuando se construyen más casas, también se ocupa más territorio. Estas casas necesitarán conexiones de servicios. Todos estos nuevos territorios llevan consigo un desarrollo de calles, por ende también se tendrán que llevar a cabo estas acciones. Esta larga cadena de necesidades generadas por el crecimiento demográfico es constante y fuerza al sistema a brindar una respuesta. Todo aquel que haya vivido en una ciudad, comprenderá entonces, que todo esto se ve desbordado constantemente: embotellamientos, basura y contaminación. La acumulación demográfica produce esto. Este overflow nos lleva a pensar ¿no sería lógico que nos distribuyésemos mejor? ¿acaso no hay espacio suficiente para todos? ¿No podemos crear ambientes sustentables? Las respuestas a estas preguntas siguen sin ser respondidas, pero este fue el punto de partida para pensar ¿y si hacemos algo distinto?. 

 La experiencia en primera persona

Todas estas situaciones nos llevaron a pensar si podíamos crear algo distinto. Apostar en una zona en la que no hubiese ningún tipo de desarrollo tecnológico. ¿Por qué no hacer esta apuesta? Esto significaba repatriar talentos, generar infraestructura y saber que habría momentos difíciles de superar.  Es así que en el 2016 comenzamos a desarrollar el proyecto en el que creíamos, con base en el interior de Córdoba, en Mina Clavero. Y este 2019 comenzamos una experiencia similar en Río Cuarto

Integrantes del equipo de Mina Clavero
Integrantes del equipo de Mina Clavero

Se conformó un equipo de personas locales, que querían emprender en tecnología y se puso foco especial en el eje de todo este proyecto: el aprendizaje.  Se comenzó a trabajar con dos proyectos en paralelo: Mymetaporten USA y Assist Cargo en Buenos Aires. Los miedos anticipados a la hora de comenzar cualquier proyecto, estaban, pero el equipo respondió de manera excelente, las expectativas se cumplieron y se concluyó el trabajo exitosamente.

Integrante de Incluit trabajando

Lo interesante del factor en humano en este punto, es que fueron vitales para que el proyecto pudiese funcionar. Cómo se relacionaron entre sí, con su hábitat original y con el progreso y aprendizaje profesional del área. Conformaron la solidez para poder continuar con este proyecto y ahora, son la punta de lanza para incluir en el proceso a nuevos desarrolladores en este polo tecnológico que cumple el rol de reforestar talentos en la tecnología.

Mario Pedernera, uno de los integrantes del grupo cuenta que  “Al finalizar la Tecnicatura superior de desarrollo de software, me enfrente a la realidad de tener que irme y migrar a otro lugar donde pudiera encontrar trabajo relacionado a la producción de software. Pero antes de emprender acción alguna llegó a mí la alentadora noticia de que en Mina Clavero se abría la oportunidad de trabajar para una de las empresas de soluciones tecnológicas más importantes del país”

 Actores de cambio

Decíamos que son muchos los factores que hay que tener en cuenta para generar cambios paradigmáticos. Uno de estos factores es la educación, y para que haya proyectos innovadores que apalanquen el cambio, necesitamos actores que ejecuten. Existen varios casos exitosos de instituciones que se dedican a formar profesionales que se adapten al futuro briandando oportunidades con carreras cortas. Uno de ellos es Teclab, que brinda una Tecnicatura de dos años de Programación que es online y prepara a los alumnos para los nuevos mercados laborales. Cambiar los paradigmas de cómo estudiamos, cómo nos formamos y qué hacemos como sociedad son parte del proceso para crecer y poder generar progreso. 

De esta manera, poder realizar proyectos de desarrollo tecnológico en pequeñas ciudades y pueblos, se convierte en una posibilidad. Al reforestar talentos en la tecnología, se potencia la sustentabilidad, se desarrollan nuevas estructuras y vínculos sociales. Entonces el impacto es positivo en numerosos ámbitos: ecológico, social, estructural, tecnológico y económico. 

Cambiar los paradigmas de cómo estudiamos, cómo nos formamos y qué hacemos como sociedad son parte del proceso para crecer y poder generar progreso. Este proyecto es solo un ejemplo de lo que es posible si proyectamos a futuro con seriedad y pensando además de la importante veta económica, como un transformador social necesario para cuidar la vida, nuestro planeta y nuestro futuro.

 

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