¿Qué son las metodologías ágiles? ¿Qué valor nos agregan? Para comenzar a deshilar este concepto, historicemos.
Yo nací en el año 1984. Ese mismo año Apple presenta la primera computadora personal comercializada exitosamente, la Macintosh 128k, que tenía 128kb de memoria RAM y pantalla en blanco y negro. El primero de enero del año anterior, ARPANET adoptaba el protocolo TCP/IP. En mi casa, en Argentina, tenía un televisor Noblex en blanco y negro con una manija de cuero, que obviamente, era el único de la casa y tenía horarios establecidos para sentarme frente a su fulgor. Ya a los ocho años, nuestro teléfono fijo, tardó nueve meses en llegar. Y para hablar con mis primos de Villa María, iba al Telecentro. Los costos eran altos y el reto de mi madre era mayor a la osadía que podía llegar a tener para romper sus reglas. “Llamadas de larga distancia, en el telecentro”.
Hoy tengo un celular con 64gb de memoria física y 4gb de RAM. En mi casa hay dos televisores, ambos full HD. Y hablo con mi amigo que está en Madrid, a la hora que quiera, desde dónde quiera, sin tener que ir al telecentro.
Esta imagen cotidiana seguramente les resulta familiar. Más si compartimos edad y vivimos toda esta tecnología pasar. Los últimos 15 años han sido de constantes cambios y la mayoría de ellos, disruptivos. Cambiaron nuestras vidas, la forma en la que nos relacionamos, los negocios y organizaciones.
Organizaciones estáticas Vs. adaptación
En estos últimos dos puntos nos vamos a centrar. Las organizaciones han sufrido estos cambios de manera intensa, mantenerse actualizado requiere esfuerzos humanos en organización, educación y adaptación a las tecnologías. Lo que hoy está vigente, mañana quizá no. Pero si la tecnología nos fuerza al cambio, necesitamos responder a estas necesidades.
Entonces, si nuestra realidad de consumos culturales, de información y vínculos han cambiado, también lo van a hacer los modelos y las formas de organizarnos.
Es un mundo complejo en el que vivimos, lleno de incertidumbres. Y sucede que las grandes organizaciones son estructuras gigantes, donde cada movimiento es lento y pequeño. Es por eso que muchas veces, a las grandes instituciones les cuesta tanto implementar modelos innovadores, porque para cambiar la estructura completa requiere hacer un cambio radical desde las bases y modificar toda su identidad.
La innovación es un norte muy buscado por las organizaciones del siglo XXI, es un gran adicional de valor y además diferencia las empresas que adoptan este eje, de las que no. Siguiendo con esta idea, para implementar modelos innovadores se necesita autonomía y todo esto choca con los modelos estáticos que son muy reticentes a adaptarse a una visión de flexibilidad.
Agilidad como respuesta
Frente a todo este escenario de incertidumbre, la respuesta que algunas organizaciones tuvieron, fue implementar cambios en sus estructuras, y para esto, cambios en sus formas de trabajo.
Con este nuevo paradigma nacieron las metodologías ágiles. Primero surgieron en el mundo del software. Antes, la organización del desarrollo era en forma de cascada: los procesos eran secuenciales, entonces los cambios durante el desarrollo eran muy costosos. Las metodologías ágiles intentan optimizar todos estos procesos y los cambia por un enfoque adaptativo. Están pensadas para ser llevadas a cabo en contextos que son denominados VUCA (En inglés, Volátil, Uncertain -inciertos-, Complejos y Ambiguos)
Es por esto que a la hora de enfrentar este tipos de contextos, se hace muy difícil superarlos con una organización jerárquica, que tiene grandes estructuras, como una gran máquina, donde cada cambio de proceso es muy difícil de aplicar. El nuevo paradigma de metodologías ágiles tiene como contraparte organizaciones flexibles que hacen foco en la acción, que intentan romper con los silos de trabajo. El eje de estas metodologías son las personas. Los equipos. Que el grupo de trabajo tenga responsabilidades end to end de los objetivos del proyecto. Y así les permite tener mayor autonomía, mayor poder de decisión sobre sus tareas, acompañados de un liderazgo que forma parte del equipo.
El grupo humano está alineado al propósito de la organización, con estructuras flexibles que pueden acomodarse de acuerdo al entorno. Es una cultura centrada en las personas, en la que todos los procesos de trabajo son transparentes y puestos en común para todo el equipo. Esto brinda visibilidad y agilidad a cada uno de los tramos de trabajo y fomenta la visión del trabajo en equipo.
Scrum, una de las más utilizadas.
En este último tiempo muchas organizaciones están adoptando estas metodologías ágiles para establecer acciones que sean propensas al cambio y a la innovación. Una de las más conocidas es Scrum. Seguramente habrán escuchado hablar de este marco de trabajo y es porque es uno de los más utilizados en la Industria que sigue expandiéndose en diversos rubros.
Se trata de un framework ágil de trabajo basado en las entregas. Funciona con ciclos establecidos que se llaman sprints, esto permite que la planificación pueda ser pensada con tareas específicas que se llaman backlogs. Y todas estas acciones son llevadas a cabo por el equipo Scrum. Los equipos tienen distintos roles que son asumidos por diferentes personas del equipo, donde no existen las jerarquías. Uno de los roles, el Scrum Master, es el que se encarga de garantizar el cumplimiento del framework y trata de eliminar cualquier obstáculo que pueda surgir.
Otro de los roles es el Product Owner, la persona que ocupe este rol es la que más conoce del producto o proyecto. Se encarga de mediar entre el StakeHolder (cliente) y el todo el equipo Scrum, potenciando la comunicación. Y el que construye el producto de manera colaborativa, es el equipo desarrollo.
El Scrum es sólo uno de los métodos más utilizados, actualmente surgen nuevas maneras de trabajar que pueden ser aplicadas para agilizar los framework, pero el eje siempre está centrado en cómo podemos adaptarnos a los cambios y que la agilidad reine en cada una de nuestras acciones y proyectos, porque mañana todo puede cambiar.