Durante muchos años las disciplinas STEM (por sus siglas en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática en castellano) tuvieron mayor popularidad entre hombres. Sin embargo, en el último tiempo poco a poco fue cambiando la composición de estudiantes y egresados en estos campos: hoy es más común encontrar mujeres que se desarrollan en estos ámbitos.
Mujeres STEM: crecimiento sostenido
Creciendo sostenidamente desde 2009, la inscripción de mujeres en educación superior, universitaria o terciaria, marcó su mayor nivel en los últimos años. En esa misma línea, también creció el número de mujeres en todos los niveles laborales. Sin embargo, en las áreas tecnológicas, la proporción es mucho menor. Estamos hablando de un promedio de 24,5% de profesionales en áreas específicas, mientras que en el nivel operativo la inserción promedio es de sólo el 23,59%.
Varios informes apuntan que las carreras STEM poseen un gran impacto en la transformación económica y social que se está experimentando a nivel nacional y mundial. Además, son factores fundamentales en la innovación y en el desarrollo sostenible de los países.
La lucha contra los prejuicios es fundamental en la eliminación de esta brecha de género. Y es necesario insistir con el hecho de que la inclusión e integración de otras miradas en estas áreas es necesaria para aportar nuevas perspectivas y soluciones. En otras palabras: fomentar el interés de las mujeres en STEM puede ayudarnos a construir un futuro diferente.
Tal cómo se mencionó en las jornadas que la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y la Oficina Regional de Ciencias para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que se realizaron durante 2020, “dar a las mujeres igualdad de oportunidades en carreras STEM ayuda a reducir la brecha salarial de género, mejora la seguridad económica de las mujeres, garantiza una fuerza de trabajo diversa y talentosa, y evita los sesgos. No solo las mujeres necesitan las oportunidades, sino que sus comunidades y países requieren urgentemente de su contribución para encontrar nuevas soluciones a los problemas que como sociedad enfrentamos”.
3 mujeres STEM que apuestan por disminuir la brecha
En este articulo queremos mencionar a 3 mujeres argentinas que se consideran influyentes en el mundo de la tecnología y son un referente para todas las niñas, adolescentes y jóvenes que se ven en un futuro dentro del ámbito de la tecnología.
Son mujeres con mucho talento, pero que también han trabajado muchísimo para llegar donde están, simplemente superando los obstáculos que se interpusieron en su camino.
Paula Coto, socióloga, magíster en educación y políticas públicas
Docente de posgrado en temas relacionados a educación, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM) y género. Actualmente es directora ejecutiva de Chicas en tecnología. Se trata de una organización de la sociedad civil sin fines de lucro que desde 2015 busca reducir la brecha de género en el ambiente emprendedor tecnológico a nivel regional.
Andrea Gamarnik, viróloga
Es la primera mujer en formar parte de la Academia Estadounidense de Microbiología desde Argentina. Como Viróloga realizó importantes avances sobre la biología molecular de los virus de dengue y zika y lideró el desarrollo de los primeros test serológicos argentinos para el covid-19, según el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina.
Karen Hallberg, física
Estudió en el Instituto Balseiro donde se recibió como Licenciada en Física y Doctora en Física. Fue reconocida con el premio internacional L’Oréal-Unesco por las Mujeres en la Ciencia en 2019 por el desarrollo de técnicas computacionales para entender la física de la materia cuántica, según el CONICET.
En este 8 de marzo, desde Teclab relevamos la importancia de generar más y mejores oportunidades para que más niñas, jóvenes y mujeres se interesen por áreas del conocimiento que se han definido culturalmente como masculinas e insistir en que las ciencias no tienen género.