Últimamente tuvieron mucha repercusión los avances en inteligencia artificial generativa (IAG). Se trata de una rama de la IA que, empleando herramientas de aprendizaje automático, facilita la creación de contenidos nuevos, como textos e imágenes, a partir de una serie de instrucciones básicas o entradas muy específicas.
ChatGPT es una herramienta online de esta clase que se basa en tecnología de procesamiento del lenguaje natural (PLN) y cuenta con una interfaz amigable. Entre otros detalles, puede escribir un texto en base a una serie de pautas, o explicar algún concepto. Este chatbot funciona con grandes cantidades de datos y técnicas informáticas para hacer predicciones y unir palabras de manera significativa.
Además de aprovechar una gran cantidad de vocabulario e información, entiende palabras en contexto. De esta manera, se puede emplear para resumir información, traducir textos y elaborar respuestas de chatbots a las consultas de los usuarios, por ejemplo.
Máquina de lenguaje
Esta «máquina de lenguaje» utiliza estadísticas, aprendizaje por refuerzo y aprendizaje supervisado para indexar palabras, frases y oraciones. Obviamente no tiene inteligencia real, pero puede responder preguntas de manera bastante efectiva, escribir artículos, elaborar descripciones de productos, recomendar recetas de cocina, preparar circuitos turísticas y más.
ChatGPT está entrenada para imitar estilos de escritura. Y tiene la capacidad para refinar las respuestas a medida que se le hacen más preguntas. De todas formas no produce lenguaje como lo hacen los seres humanos. Tampoco tiene sensibilidad y a veces escribe respuestas que suenan algo elementales, o son incorrectas, o no tienen sentido.
Hay quienes aseguran que este chatbot será el futuro de la búsqueda online, ya que recopila información de miles de fuentes diferentes utilizando IA y es más objetivo que un motor de búsqueda tradicional. También hay quienes lo ven como una solución que puede ayudar a inventar productos, servicios y soluciones.
Riesgos y preocupaciones
Esta herramienta también plantea cuestiones éticas, ya que por ejemplo podría quitarle trabajo a los escritores y generadores de contenido, editores, reporteros, analistas, agentes de servicio al cliente e ingenieros de control de calidad, entre otros. Aunque desde la industria tecnológica refuerzan que todas las propuestas basadas en IAG se presentan no como sustituto del trabajo humano, sino como herramienta para potenciar las capacidades de las personas.
Por otra parte, estos sistemas son entrenados y educados” por el corpus (base de datos) de información que indexan. Con lo cual si realmente se desea que funcionen de manera confiable, es necesario que se alimenten con datos de dominio válidos, profundos y expansivos. Si el corpus de información fuese defectuoso, podrían ser una «máquina de desinformación».
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