Mara Recondo tiene 48 años, está casada con Hernán y tienen tres hijos: Magalí, de 20 años, Lara de 12 y Francisco, de 18. Cualquier hijo cambia la vida de sus padres, pero el caso de Francisco es particular. Él es discapacitado, y desde su nacimiento fue junto a sus padres recorriendo un camino con muchas historias. Ese camino fue el disparador de una vida de activismo y concientización sobre la discapacidad. Hace unas pocas semanas, a Mara se le reconoció ese trabajo con el premio Caduceo en el rubro “Labor en radio para personas con discapacidad”.
Mara siempre tuvo como inquietud la comunicación, y desde el 2018 comenzó a estudiar la Tecnicatura Superior en Periodismo y Nuevas Tecnologías en Teclab para complementar el conocimiento que ella tenía.
T: ¿Mara, cuándo supiste cuál era tu camino?
M: Mi camino es el de la comunicación, lo descubrí de grande, porque cuando era más joven me inclinaba por el área de las ciencias exactas, y bueno se dio por ahí. Y encontré en Teclab un lugar para potenciarme y estoy muy conforme.
T: ¿Cómo elegiste Teclab?
M: Acá en Bahía Blanca hay un Instituto que da la carrera de Periodismo de manera presencial. Pero yo buscaba el plus de las nuevas tecnologías. Yo insisto: sabemos que el desarrollo de las nuevas tecnologías es importantísimo. La carrera que se dicta en Bahía Blanca no tiene nada de nuevas tecnologías. Y empecé a googlear, a buscar y de sencillamente de esa manera encontré Teclab. Y ahí fue cuando dije “¿y por qué no?”
Cuando comencé, por mi edad, me costó estudiar. Por los tiempos con la familia, con una casa, con un montón de actividades. Pero fue muy dinámico, se me hizo muy llevadero. Y cuando no te es pesado, se hace muy fácil, me gusta cómo están planteados los contenidos. Encuentro atractivo eso.
T: ¿Te sentiste cómoda estudiando digitalmente?
M: Sí, me fue muy fácil. El tecnológico es mi marido, él es el que sabe. Pero la plataforma fue muy sencilla de usar. Te diría que el año pasado fue de una manera y este año cambió, y ahora está más ágil, más interactiva.
T: Nos decías que estabas necesitando un plus académico, con más contenido ¿pudiste encontrarlo?
M: Sí, corregí un montón de cosas que aprendí desde la teoría. Creo que fue una de las cosas más lindas, la posibilidad de poner en práctica lo aprendido. Porque a veces cuando uno estudia no tiene la posibilidad de poner los conocimientos en práctica. Yo tenía esa posibilidad de manera simultánea. Cuando uno usa los medios digitales, generalmente usa el sentido común. Pero cuando vos tenés la información y la formación académica es muchísimo mejor. Y lo que me ayuda es a comunicar a mayor conciencia, con mayor responsabilidad de lo que hacía antes. Al saber esto, me ayudó a comunicar mejor sobre la concientización sobre la discapacidad.
Sus inicios en la comunicación
T: Vos hace un tiempo que trabajás en la comunicación ¿Cómo empezaste?
M: Primero empecé con un micro que lo hice durante dos años, el micro era de diez minutos por semana, siempre desarrollando la temática de la concientización sobre la discapacidad, en un medio muy importante de Bahía Blanca. Y en el 2015 empezamos con el programa de una hora de duración que fue el programa premiado, ”De igual a Igual”. Cuando me lo propusieron no me animé a hacerlo sola, era la conducción de un programa de una hora, con entrevistas y otra producción que significaban un desafío muy grande. Entonces le pedí a mi marido, que trabaja en medios, que estuviera conmigo. Y la verdad que conformamos un binomio muy bueno, los dos vivimos la temática de la discapacidad con nuestro hijo, entonces era transmitir e informar sobre el tema. Yo tenía todo el conocimiento, pero no sabía transmitirlo así que fue aprendiendo mientras lo hacía, equivocándome. Hasta el que el año pasado, en marzo, dije “necesito la parte académica”. Empecé a aprender un montón sobre todo lo que es nuevas tecnologías y lo digital. Tenemos una página web donde ahí también comunicamos todo lo que hacemos y publicamos información. Así fue que aprendí, empecé de a poco con el estudio y pude complementar lo que venía haciendo con la práctica y lo académico. A mí esto me ayudó muchísimo.
T: ¿Cómo arrancás con el programa y cuál fue esa necesidad que sentiste de comunicar algo tan específico como la discapacidad?
M: Fue en el 2012. Con mi esposo somos amigos de uno de los directores de la radio y en ese momento le dije que era importante hablar e informar sobre la temática de concientización sobre la discapacidad. Le propuse hacer una columna para la radio para que leyeran al aire. Martín (director de la radio) se negó y me dijo “Quiero que vengas a decirlo vos”. Pero yo no sabía cómo hacerlo, no tenía experiencia. Me convenció para probar y así fue que un 27 de julio del 2012 me senté por primera vez con el micrófono por delante. En ese momento recordé algo que me dijo mi marido “Sé humilde, y recordá que el micrófono es una gran arma y hay que saber qué decir y cómo decirlo”, y el primer día que hice el micro tuve la sensación de que lo había hecho durante toda mi vida. Ahí entendí que la comunicación era donde yo tenía que estar.
T: ¿Cómo fue la experiencia con tu hijo?
M: Fran tiene 18 años y nosotros empezamos a transitar ese camino con él. Fue muy difícil, pero ya desde los primeros años de Francisco empezamos a trabajar y pensar en el otro, a ver cómo podíamos aportar y tratar de construir de manera positiva todo esto que nos estaba pasando. Vivimos momentos muy complicados, por ejemplo, en la parte judicial -que es la temática que más asesoramos- tuvimos 5 amparos con la obra social y ahí nos preguntábamos ¿Por qué tanto? Y entonces, lo tomamos como un aprendizaje y toda esa experiencia vivida la compartíamos con otros. También iniciamos una Fundación que articulaba con el programa. Hoy en día estos proyectos y el micro continúan, pero en un formato más informativo.
Estudiante premiada, orgullo por mil
T: ¿Cómo fue recibir este reconocimiento?
M: Realmente muy lindo, muy emotivo. Primero inesperado, nosotros no esperábamos esa premiación. Fue muy lindo porque más allá del evento en sí que estuvo muy cuidado y bien armado, el lema era todos cuentan y tenía que ver con la inclusión de lo cual nosotros trabajamos hace tanto tiempo. Me avisaron por mail y la primera emoción fue: sorpresa. Lo primero que sentí fue eso, me emocioné mucho. Me sorprendí por recibir este premio y lo dije el día de la entrega, porque nosotros no somos profesionales de radio y ahí es cuando uno se siente sorprendido, que se le reconozca el trabajo. Encima un trabajo tan especial como es comunicar para la concientización sobre la discapacidad. Siendo la voz de aquellos que no tienen voz y no tienen manera de recibir información. Fue muy sorpresivo, muy lindo.
T: Ahora que pasó el premio, pasó tu primer año de cursado, estás en el segundo.
M: ¡Claro, ya queda poquito! (Risas)
T: ¿Qué se viene para futuro? Con el programa, la carrera ¡Son muchas cosas!
M: Primero lo que me pasó con la carrera es que fue todo paso a paso. La sensación que me producía rendir el primer final, volver a mi casa y que mis hijas me preguntaran “¿Cuánto te sacaste?” Y yo con mala cara porque me había sacado un 8. Ellas me decían “¡Pero te sacaste 8!” y yo les respondía que estudié para un diez (Risas). El primer año fue muy lindo y luego tuve un impasse porque mi papá falleció y en marzo estaba en duda de continuar. Pero me puse en contacto con ustedes y me motivaron para seguir. Y ahí encaré con otra energía y me dije a mi misma “Ahora quiero terminar, quiero recibirme” Después no sé qué va a pasar, no sé a qué me voy a dedicar puntualmente, pero si sé que es en el camino de la comunicación, sin dudas. Y, además, quiero seguir estudiando, sobre todo si tiene que ver con la temática de la concientización sobre la discapacidad.
