El interés por generar competencias digitales no es novedad, por ejemplo la Unión Europea, desde 2005 realiza acciones sostenidas en estudiar cómo afectan estas habilidades (denominadas DigComp) en la ciudadanía en general.
¿Para qué sirve esto? ¿Cuál es el interés en conocer las capacidades digitales de la ciudadanía ? Bueno, conocer el estado en el que nos encontramos siempre es beneficioso para planificar el futuro.
La evidencia científica y los datos obtenidos sirven para potenciar las tecnologías digitales. Uno de los puntos más interesantes, es comprender que las competencias digitales sirven para innovar la educación.
La innovación en la educación está muy vinculada a lo digital. Encontrar nuevas formas de estudiar, de aprender y enseñar, resumen muy bien los procesos innovativos y es por esta razón es que se le da tanta importancia. Las interfaces digitales son adaptativas, dinámicas y posibilitan esta actualización progresiva a lo que exige el mundo de hoy. Entonces, el desarrollo de estas habilidades involucran al alumno de otra manera, lo interpelan directamente y lo motivan a la investigación.
Y no es casualidad que empecemos a preocuparnos más por conceptos como el long life learning. Si los procesos digitales están en constante cambio ¿no deberíamos nosotros hacer lo mismo? Aprender continuamente es uno de los desafíos de nuestra era. Así las DigComp son una gran puerta de acceso para el long life learning e internalizar estos procesos en nuestro día a día, hacer nuestras estas herramientas para adaptarnos a nuevos procesos y comprender que si encontramos una rutina de aprendizaje mejora nuestras posibilidades y calidad de vida enormemente.
DigComp y educación
Vivimos en un entorno cada vez más digitalizado, y eso nos condiciona a la hora de desarrollarnos. Hoy en día las herramientas tecnológicas son imprescindibles para nuestro día a día, estamos acostumbrados al contacto cotidiano con ellas y parece imposible imaginarnos en un mundo que no las tengamos.
Las tecnologías digitales son habilitadores de un gran cambio en los procesos de aprendizaje y enseñanza; sin embargo, no garantizan mágicamente ese cambio. Un cambio que sea al mismo tiempo sostenible y escalable, requiere un acercamiento multifacético.
Por esta razón es que son varios los factores a tener en cuenta: invertir en la renovación de las currículas académicas, repensar las evaluaciones de los estudiantes y profesores y poder promover la colaboración para integrar todos estos factores en un ambiente que asegure una aplicación efectiva y conserve la calidad.
Existen 21 competencias digitales que, según DigComp, todos los ciudadanos deberían tener. Entre estas habilidades podemos destacar
- Gestión de datos, información y contenido digital
- Desarrollo de contenidos digitales
- Identificación de necesidades y respuestas tecnológica
- Solución de problemas técnicos
Preparar personas para el cambio
¿Cuántos de nosotros podemos afirmar que conocemos en su totalidad las funciones de nuestro celular? ¿O que comprendemos cómo funcionan los sistemas a nivel general? Muchas veces, la mayoría de estos conocimientos, nos resultan irrelevantes.
Lo cierto es que esta batería de habilidades son muy buscadas en el mercado laboral. La capacidad de adaptación responde a las nuevas necesidades de las empresas. Las compañías no pueden pretender encontrar una persona que sepa manejar todas las herramientas que necesita el puesto. Su búsqueda debería estar centrada en un perfil de profesional que conozca interfaces, que sepa adaptarse y pueda aprender rápidamente el uso de nuevas herramientas digitales.
Las habilidades digitales nos ayudan a comprender la realidad en la que vivimos, nos prepara para funcionar mejor en este entorno digital y nos brinda mayor capacidad para la adaptación. Vivimos rodeados de tecnología, pero son pocas las personas que realmente aplican todo el potencial que estas herramientas brindan.
Es por eso que una vez que el cambio en las estructuras de pensamiento sucede, la integración de estas personas a un mercado laboral exigente, es mucho más fácil. En Teclab entendemos que estas competencias digitales, son transversales sin importar el rubro de acción que tengan.
La tecnología puede ser usada tanto en el campo, como en una oficina, el la gestión contable y ni hablar de nuevos procesos y trabajos donde el eje, es lo digital. Por esta razón, todas nuestras carreras tienen materias que desarrollan estas aptitudes digitales para poder acercar a las personas al mercado laboral y darles la posiblidad del aprendizaje para toda la vida. Aprender a adaptarse es uno de las principales formas de cultivar la innovación.
Cambios en las instituciones
Desde DigCompOrg, la organización que se encarga de promover las habilidades digitales, destacan que la integración efectiva del uso de las herramientas tecnológicas puede tener todas las cualidades de innovación educativa y esto implica tener tres aspectos básicos a renovar: Pedagógico, Tecnológico y Organizacional.
No podemos pretender generar innovación cambiando un solo aspecto que nos atañe. El cambio en las formas de construir tienen que ver con toda la estructura con la que contamos, la convergencia de todos estos factores posibilitan un crecimiento sostenible en el tiempo.
Entonces uno de los primeros pasos para poder llevar a cabo la innovación es poder mirar hacia dentro de las organizaciones y ser autocríticos con esas estructuras.
La mirada centrada hacia el futuro genera esto, una constante introspección y análisis de las estructuras: nunca se termina de desarrollar. No hay estructuras definidas, no existe una etapa final, porque la mutación constante y el long life learning, también se aplican a las organizaciones.
Lo cierto es que las habilidades digitales te preparan para tener capacidad de adaptación, reconocer interfaces y poder optimizar toda tarea que realices. De esta manera, si a las competencias digitales le añadimos el valor pedagógico de reconocimiento de entornos y acción, pensar a futuro se hace mucho más fácil.
Si las instituciones contemplan que el cambio es constante, tendrán que adaptarse a esto y entender que las personas que las integran deberán ser propensos al cambio, la adaptación y al aprendizaje constante.
Kentaro Toyama dice que “el efecto primordial de la tecnología es amplificar las capacidades humanas, entonces en la educación, la tecnología potencia la capacidad pedagógica que ya existe” A fin de cuentas la tecnología es una herramienta más, que hay que saber aplicarla para potenciar nuestras ideas.